El Día Mundial del Refugiado está marcado por los desafíos que supone el acceso a la educación superior

Solo el 3 % de los jóvenes refugiados participan en la educación terciaria, aunque se sospecha que el número de casos no declarados es mayor (véase: informe de ACNUR «Coming Together for Refugee Education. Education Report 2020»). Esta cifra tan precaria no es la única que nos recuerda que el acceso a la educación superior sigue estando marcado por la desigualdad de posibilidades y por obstáculos demasiado difíciles de superar. Incluso las personas con años de experiencia laboral en sus países de origen, por ejemplo, médicos, profesores o abogados, se enfrentan a diversas dificultades para que sus títulos profesionales sean reconocidos en toda Europa y a menudo se ven obligados a trabajar por debajo de su nivel educativo. Otros que han huido de sus países tienen que lidiar con el reconocimiento de sus logros educativos anteriores. Esto resulta especialmente difícil si las pruebas documentales de sus cualificaciones se han perdido como consecuencia de su huida de sus países de origen. Así pues, las interrupciones en la trayectoria educativa, la falta de documentos, los problemas psicológicos y los traumas, las barreras lingüísticas y los desafíos burocráticos, así como la doble presión de querer construir un futuro mientras se carece de un estatus de residencia seguro, son solo algunos de los obstáculos a los que se enfrentan las personas refugiadas cuando solicitan el acceso a la universidad.

Siguiendo el principio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU de «no dejar a nadie atrás», el objetivo de la Alianza Arqus es «capacitar a los refugiados» (enable refugees), como se denomina el grupo de trabajo, mediante el desarrollo de estrategias inclusivas para aumentar el número de solicitantes de asilo y refugiados que puedan continuar sus estudios o carreras académicas por toda Europa y, por tanto, hacer que los estudiantes refugiados sean más visibles en el ámbito de la educación superior.

A lo largo de los últimos meses, el grupo de trabajo Enabling Refugees ha estado organizando el primero de los dos talleres en línea que tendrán lugar el 1 de julio de 2021 y que se centrarán en el intercambio de experiencias de buenas prácticas de la Universidad de Leipzig y la Universidad Jean Moulin de Lyon, así como en los retos a los que se han enfrentado las instituciones. El grupo de trabajo contará con la presencia de un representante de ACNUR, que presentará el proyecto basado en Italia «El manifiesto sobre una universidad inclusiva»; hasta el momento, 50 universidades italianas se han comprometido con el manifiesto, declarando así su compromiso con sus principios generales: igualdad y no discriminación, hospitalidad, conocimiento, integración, valoración de la diversidad y participación. El Pasaporte Europeo de Cualificaciones para los Refugiados también será presentado durante el taller por la agencia noruega NOKUT.

El taller tiene como objetivo inspirar el diálogo y será el primer paso para desarrollar nuevas ideas y estrategias con el fin de desmantelar las barreras en la educación terciaria y crear un modelo flexible que también podría ser adoptado por otras instituciones fuera de la Alianza: «ampliar el acceso y la inclusión» forma parte, de hecho, de la declaración de intenciones de la alianza. Así pues, en vista de su compromiso con la internacionalización, la inclusión y la diversidad, incluir a los refugiados en su estrategia global es un aspecto vital de la responsabilidad social de todas las universidades y, por tanto, una forma de contribuir a la creación de una sociedad fuerte y acogedora.

Stefanie Kölling (Universidad de Leipzig) y Fiona Clare Dalziel (Universidad de Padua).

Más información próximamente.

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